Clan "Inmortales"


lunes, 12 de noviembre de 2012

Capítulo 31_Liz;Fría Inquietud

Ya habían pasado varias semanas desde que Brandom partió de Londres junto con su familia, acordé con mi madre que cuando el cartero llegase con alguna carta para mí me la guardase hasta que llegase de la escuela. A mi madre le sorprendió el buen gesto que tuvieron los Akerman al hacerse cargo de Karsima, incluso a mi padre, y eso que al principio no tenía un buen concepto de ellos por su posición social. Siempre pensó que la gente bien acomodada solían ser arrogantes y despilfarraban su fortuna en cosas poco provechosas, pero este gesto le obligó a reconocer que era el acto más bondadoso que podía haber echo esta familia con la que consideraba mi amiga. Cada tarde cuando llegaba a casa mi madre me entregaba un sobre de color amarillento con el remitente; Brandom Akerman.
La primera carta que tuve en mis manos me daba terror abrirla, quería tener noticias de Karisma pero en realidad era algo que no quería leer.
Por suerte o por desgracia, mi salvador no la mencionó en ningún momento, lo que si me repitió en todas sus cartas es que le esperase, que echaba de menos los atardeceres de Londres y lo más importante, a mí;
 “Mi amada Elizabeth, es increíble lo mucho que estoy extrañando tu compañía, tus besos, tu cálida y perfumada piel. Te dejo saber que ya nos instalamos en otro lugar más agradable, aunque si te soy sincero, el lugar más agradable para mí sería estar contemplándote y tenerte cerca de mí, escuchar tu dulce respiración cuando duermes y ver tu sonrisa cuando estamos cerca el uno del otro. Para mí no está siendo fácil, sé y siento que para ti tampoco lo es, pero tienes que prometerme que estarás bien. Los meses pasan rápido así como el tiempo que estoy a tu lado, corto e insatisfactorio, pero permíteme decirte que muy intenso. Lamento no poder darte una dirección para que puedas hacerme llegar tus cartas, pero no es lo apropiado para ti e intento protegerte, siempre lo haré y siempre me tendrás hasta que tu me lo permitas. Te prometo, que lo primero que haré cuando regrese es llevarte a ver el atardecer mas hermoso que hayas podido ver en Londres, desde un lugar que estoy seguro, te encantará. Te amo, y te amaré eternamente. Brandom.”

Un suspiro se dejó escuchar en mi sombría habitación. No sabía cómo, pero a mis ojos siempre les costaba ver sus últimas letras antes de inundar la carta con mis lágrimas. Un remolino de sentimientos arropaba todo mi ser, sus palabras me transmitían tranquilidad, serenidad, pero al mismo tiempo un mar de tristeza, un intenso vacío que no podía llenar sólo con sus cartas, le necesitaba. Necesitaba contarle lo que estaba pasando, alentarle de los propósitos de Karisma Halley a los que sentía verdaderamente pavor. No hacía más que pensar en que si pasó por encima de su propia familia,¿qué planes tendría para mí que era su amiga?. Sus planes ahora eran muy evidentes, ingresar en una familia compuesta por vampiros, ser uno de ellos y lograr el amor de mi vida, realmente un plan macabro teniendo en cuenta que “mi amiga” conocía mis sentimientos. De rodillas frente a mi cama no dejaba de repetir en mi mente lo mucho que amaba a mi salvador y la decepción que nuevamente sufriría si Karisma lograse su propósito.
Respiré llenando por completo mis pulmones y lo dejé salir lentamente, acto seguido guardé la carta en aquél sobre y la cerré con tristeza. Apoyé mis codos por unos instantes en el borde de la cama y con los puños cerrados oculté mi rostro. Volví a tomar aire y lo solté con fuerza, pasé los dedos por mis ojos y me puse en pié alisando mi vestido con las manos sin dejar de mirar el sobre que descansaba sobre mi cama. Me dirigí al armario con pasos acelerados para abrir las puertas de éste de par en par, abrí uno de los cajones que se encontraban justo debajo de la balda y saqué de su interior una vieja caja de madera donde guardaba todas las cartas que Brandom me había escrito desde que se fue de la ciudad. Besé con amor ésta última y la dejé junto con las demás. No debería preocuparme y mucho menos dudar del amor que me tenía, pues era más que evidente. Por otra parte la que consideraba mi amiga no debía de ocupar parte de mis pensamientos, pero era imposible no pensar en eso teniendo en cuenta que antes o después me encontraría cara a cara con Karisma. ¿Sería capaz de decirla todo lo que pensaba?.Probablemente no, considerando que ahora era una recién nacida,una poderosa vampira que había usurpado la vida que yo deseaba tener junto al amor de mi vida. Negué con la cabeza y salí del dormitorio para dirigirme al baño y poder refrescar mi rostro, pues no tenía muy buen aspecto y mis ojos estaban completamente enrojecidos por las lágrimas.
-¡Liz!.-Gritó mi madre desde el pequeño salón.-¿Puedes bajar un momento?. -¡Enseguida bajo mamá!.-Respondí mientras me secaba la cara con rapidez. Inhalé varias veces hasta normalizar mi respiración, pasé las manos por mi largo vestido color caramelo y me apresuré a bajar las escaleras.
Mi madre esperaba en el descansillo de la escalera con el mandil puesto atado a su cintura, en sus manos sostenía un paño y me hizo un gesto para que la siguiera hasta la cocina. -¿Qué ocurre mamá, quieres que te ayude?.-Pregunté.
-No hija.-Contestó con una sonrisa mientras ponía en el fuego una olla.-Desde que comenzó el verano y se terminaron las clases no has hecho más que ayudarme con las tareas de la casa, cosa que te agradezco cariño.-Volvió a sonreír. -Quiero que vayas a buscar a tu hermana, está en casa de Jessica y pronto vamos a comer,¿querrías ir?. –Preguntó mientras lavaba las verduras bajo el agua.
-Claro mamá.-Contesté.-A mí no me importa ayudarte, me gusta hacerlo.-Sonreí.
-Lo sé.-Dijo devolviéndome aquella tranquila sonrisa que tanto me gustaba ver en ella.-Pero también tienes que salir y hacer otras cosas.-Añadió. -¿Por qué no vas a vistar a Yuls antes de recoger a tu hermana?.-Sugirió animadamente.-Llevas semanas sin salir y sin ver a tus amigas,anda y vé hija.
Un suspiro profundo se dejó escuchar en la cocina, tan intenso fue que mamá alzó la vista para estudiarme el rostro, sonreí rápidamente para despreocuparla y acto seguido se secó las manos con el paño dirigiéndose hacia a mí. -Extrañas a Karisma y a ese joven, ¿verdad?.-Preguntó pasando sus manos por mis brazos frotándolos con cariño. Un escalofrío recorrió mi espalda cuando mencionó el nombre de Karisma Halley, pero más aún cuando lo mencionó a él… Aparté mi mirada hacia un lado y con la cabeza cabizbaja luché por contener aquellas lágrimas que poco a poco empezaron hacerse visibles ante la atenta mirada de mi madre.
-Shhh.-Siseó a la misma vez que cubría con sus brazos mi cuerpo tembloroso.-Entiendo lo doloroso que debe ser tanto para ella como para ti, pero pronto volverás a verla ¿verdad?, eso es lo que te cuenta el joven Akerman en sus cartas.-Dijo sosteniendo en sus manos mi rostro lloroso. Me sentía tan mal al tener que fingir delante de mi madre que me destrozaba el alma. Sonreí falsamente mientras que ella limpiaba con sus dedos aquellas lágrimas que corrían sin cesar por mis mejillas rosadas.
-Lo siento mamá.-Dije una vez recuperado el aliento.-Es que, los extraño mucho.-Sonreí. -Sé que Karisma va a encontrar en ellos todo el apoyo que necesita, que la enseñaran a ver la vida de otra manera.-Dije mirando hacia el suelo. Levantó mi barbilla para encontrarse con mis ojos y volvió a sonreír.
-Ese joven, se a portado muy bien con tu amiga.-Comenzó a decir.-Elizabeth, ¿sientes algo por ese muchacho?.-Preguntó liberando mi barbilla. Otro escalofrío recorrió mi espalda, sentí un latido fuerte en el pecho y mi respiración se aceleró hasta el punto de notar que me iba a desvanecer allí mismo. No sabía que contestar, no sabía que decir en ese momento, una ola de emociones paralizaron mi voz y me resultaba imposible articular alguna palabra. El mundo se detuvo por un segundo, o quizás por más de un minuto entero sin que ningún sonido se escuchase en aquella cocina.
Mi madre siguió estudiándome el rostro con detenimiento, su ceño aun estaba fruncido pero poco a poco su expresión fue cambiando a un rostro más tierno, más comprensivo y por lo tanto mucho más evidente.
-No contestes Liz, tu rostro ya me lo ha dicho.-Susurró.-No es malo enamorarse, el amor no es malo hija mía.-Añadió.
-Mamá…-dije con un hilo de voz.-No sabes cuánto me gustaría poder contarte todo lo que me está pasando, pero no puedo mamá.
-Elizabeth, ¿va todo bien?.-Preguntó asustada.
Asentí con la cabeza con media sonrisa y los ojos cerrados, al abrirlos su rostro permaneció inmóvil y confuso. -No te preocupes por nada, todo está bien mamá, créeme, todo está bien.-Dije calmadamente.
-Si dices que todo está bien, ¿por qué sigo sintiendo esta preocupación?.-Preguntó cruzándose de brazos. -Mamá, tú naciste preocupada.-Sonreí con ganas.
-Es cierto.-Dijo entre risas.-De todas maneras, si hay algo que te inquieta o te perturba te pido que me lo hagas saber.-Añadió.-Soy tu madre, aquí estaré siempre para escucharte y poder ayudarte. Sonreí asintiendo con la cabeza y recibí por su parte un abrazo cálido.
-Voy a ver a Yuls y pasaré por casa de Jessica a la vuelta.-Dije.
-Bien-dijo-, disfruta de este maravilloso sol y ten cuidado.
Llené de aire mis pulmones y dejé que saliera lentamente antes de girar el pomo de la puerta y de que los rayos de sol me recibieran. Al cerrarla detrás de mí volví a sentir un vacío en el pecho, un vacío que iba acompañado de culpa. No podía soportarlo, no podía soportar tener que mentir, no podía soportar fingir que todo estaba bien cuando en realidad no era así. No podía soportar que los días pasaran con la incertidumbre de que pasaría al regreso de los Akerman y de Karisma.
Por más que quería convencer a mis pensamientos que Brandom sólo me amaba a mí, que no había nada en el mundo más importante para él que yo, la angustia y la duda querían quedarse en primer lugar. Karisma estaba cerca, estaba muy cerca de arrebatarme lo que más amaba, las semanas acababan de comenzar desde que partió y aún quedaban dos largos meses hasta que regresaran a Londres.
-Dos meses es mucho tiempo.-Me dije a mi misma mientras bajaba los peldaños del porche para dirigirme al exterior. Afuera me pareció que los pájaros cantaban una melodía triste y melancólica, en sus cánticos habían notas tristes. Puede ser que me estuviera volviendo completamente loca y que todo a mi alrededor estuviera gris y triste por muy soleado que era el día, pero así era como veían mis ojos la ciudad.
Una ciudad desértica sombría y fría, a cada paso que daba miraba a mi alrededor y no era capaz de ver a nadie, estaba sumergida muy adentro de mis pensamientos y no me dejaba ver más allá de ellos. Había pensado en mi futuro varias veces junto a mi salvador, pero no era capaz de pensar en un futuro hoy. ¿Qué iba a ser de nosotros?, ¿aprobarán ambas familias alguna vez nuestro idílico romance?. Esto era algo que me preocupaba, en las familias normales si se daban estos casos bastaba con que pasara el tiempo y se aceptaba con resignación, pero en mi caso se trataba de una familia completamente diferente. Podrían haber muertes como Near se cobró con la de el tio Zack, y aunque Brandom me prometió mi seguridad y la de mi familia, me aterraba la idea de que pudiera volver a ocurrir.
Confié en mi salvador, y no entendía por que había pensado en estas cosas ahora si ya lo habíamos hablado. Tal vez era por que no estaba a mi lado y tenía demasiado tiempo para pensar, reflexionar y ver las cosas de manera diferente.

 Cada segundo, cada minuto, cada hora y cada día lo amaba con una fuerza que se me desbordaba el alma de tanto amor. Mi corazón se aceleró aún más cuando recordé sus besos, sus caricias, su ojos del color de la miel tan dulces y a la misma vez tan inquietantes. Sus cabellos oscuros y suaves, el perfume de su piel helada y su sonrisa perfecta me hacían estremecer. Tomé la calle que llevaba directamente a casa de Yuls con la vista clavada en el suelo mientras su recuerdo se apoderaba de todo mi ser. Era cómo si de alguna manera hubiera entrado en contacto con mi mente y quisiera que pensara en cosas bonitas, momentos compartidos y lo más importante, nuestro amor inmortal. Una pequeña sonrisa dibujaron mis labios cuando barajé la posibilidad de que aquello fuera real, de que me estuviera transmitiendo todo su amor y esa paz que necesitaba mi alma para poder soportar la espera. Mis oídos dejaron de recibir los sonidos y el bullicio del exterior para poder escuchar su dulce voz aterciopelada repitiendo una vez más cuánto me amaba. Un suspiro cálido y hermoso llamado Brandom Akerman salió de lo más profundo de mi alma, deseé con todas mis fuerzas que éste le llegara y así poder transmitirle cuanto lo amaba, cuánto deseaba que estuviera conmigo y que hasta el fin de mis días seguiría ocupando todo mi corazón. Al encontrarme de cara a la puerta de la casa de Yuls, ésta se abrió antes de que pudiera llamar.De ella salió su padre, bien vestido con un traje de color gris plata, me sonrió mientras se ajustaba el nudo de su corbata y abrió la puerta para que pudiera pasar por ella.
-Buenas tardes señor Caswell.-Sonreí.
-Buenas tardes,¿cómo está la familia Elizabeth?.-Preguntó.
-Bien, muchas gracias.¿Yuls está en casa?.
-Si, por favor pasa.-Dijo invitándome con una mano a entrar.
-Gracias muy amable.-Le agradecí.
Cerró la puerta detrás de mí e inhalé el aire antes de dirigirme a la habitación dónde probablemente se encontraba mi amiga. Pasaba la mayor parte de su tiempo libre encerrada en su habitación tocando el violín, pero me resultaba extraño de que no lo escuchase nada más entrar en el recibidor, de manera que me detuve y esperé ver a alguien.
-¿Yuls?.-La llamé desde el recibidor.
-¡Un momento!.-Gritó una voz desde el piso superior.-¿¡Liz eres tú!?.-Preguntó.
-¡Sí!.-Contesté algo incómoda por dar aquella voz.
-¡No te quedes en la entrada pasa al salón y espérame!.-Volvió a gritar.
-¡De acuerdo!.-Contesté. Me dirigí hacia la gran puerta de corredera que tenía justo enfrente de mí, la abrí y fui hasta un sofá de color beige. Me senté y crucé las manos encima de mi regazo mirando hacia un ventanal que tenía a mi lado. Me propuse no pensar en nada por un rato pero era inevitable recordar cosas que había vivido desde que conocí a Brandom, lo que había cambiado mi vida y lo que esperaba que cambiase aunque no estaba segura de que esto ocurriera, no por mi parte, si no por la de Brandom.
Yo quería llevar esa vida inmortal que Karisma estaba teniendo ahora junto a él, aunque para ella no era de la manera que deseaba, envidiaba su nueva vida por estar todo el tiempo con el ser que amaba.
-Liz, lo siento.-Me interrumpió la voz de Yuls.-Mi madre me había dicho hace dos semanas que arreglase mi dormitorio o lo cerraría para siempre con llave.-Dijo muy agitada.
-Tranquila Yuls, yo haría lo mismo.-Sonreí.
-¿Qué te trae por aquí?.-Preguntó sentándose a mi lado.-Hace tiempo que no nos vemos, si mal no recuerdo desde que saliste de clase corriendo para no encontrarte con Sam.-Se detuvo.
-Lo siento Yuls.-Dije muy apenada.-Han pasado tantas cosas en tan poco tiempo.
-Ya lo creo, me enteré de lo que le pasó a Karisma Halley, esa buena amiga tuya, que triste perder en ese incendio a su familia.-Dijo estremeciéndose..Oye, ¿crees que haya podido ser el causante ese asesino o asesinos que andan por la ciudad?.-Preguntó inquieta. Un suspiro largo y pesado se dejó escuchar en el salón bajo la atenta mirada de Yuls esperando mi respuesta.
-No lo sé, y sí, es…-me detuve para normalizar mi respiración-,es triste lo que le ocurrió.
-Demasiado, los Akerman han resultado ser una familia de lo más comprensiva y humana al acogerla y preocuparse por ella.-Dijo pasando la palma de su mano por mi espalda. -Oye, ya sé que me dijiste que creías estar enamorada de ese galán, y que te confundiste respecto a tus sentimientos por él.-Dijo.-¿Sigues pensando igual ahora que tu amiga está cerca de él?.-Preguntó.
Parpadeé varias veces y me aterraba tener que encontrarme con su mirada, mis labios se despegaron por un segundo y no logré articular ninguna palabra.
Era increíble que yo sin decirla nada parecía estar leyéndome la mente de alguna manera.
-No me malinterpretes Liz, pero podría ocurrir que Karisma se enamore de él sin querer con la convivencia diaria, ¿seguirías pensando que no sientes nada por él?.-Preguntó con el ceño fruncido.
Mis labios aún seguían despegados, mi mente se bloqueó por un momento, no quería mentir, pero tampoco decir toda la verdad. Mis pensamientos al igual que mis sentimientos se mezclaron, sentí dolor, angustia, amor y tambien ¿por que no?, celos.
-¿Qué quieres decir, Brandom y Karisma?.-Tartamudeé.
-Sí, ¿seguirías diciéndome que no sientes absolutamente nada por él?.-Volvió a preguntar.-Trata de imaginártelos juntos.-Añadió.
Me levanté del sofá violentamente y me dirigí al ventanal dando la espalda a mi amiga, mi corazón palpitó de manera desbocada, un rubor subió por mis mejillas y esa mezcla de sentimientos torturaban a mi alma de manera cruel.
-Dicen que cuando una persona calla, es por que hay algo fuerte en su interior.-Dijo con un hilo de voz.-Liz eres mi amiga, sabes que puedes confiar en mí.-Me recordó.
“No puedo Yuls, no puedo contarte nada amiga mía, lo siento tanto…”, dije para mis adentros con los ojos cerrados.
-Espero por el bien de vuestra amistad que esto no ocurra, Karisma resultaría ser una mala amiga.-Dijo poniéndose en pié.
-Yuls.-Susurré.-Estás dando por echo de que yo siento algo por ese galán como tú le llamas pero te aseguro de que no es así.-Dije lo más fría que pude aparentar.
-Eso espero Liz, por que de ser lo contrario ocurrir algo entre ellos y dejar escapar lo que amas no te lo llegaras a perdonar nunca.-Dijo poniendo sus manos sobre mis hombros mientras ambas mirábamos a través de aquel ventanal.
-Yuls.
-¿Si?.-Contestó apoyando esta vez su barbilla en mi hombro.
-Si dos personas están enamoradas,¿ crees que algún obstáculo conseguiría separarlos?.-Pregunté con ansiedad.
Mi amiga alzó un poco la cabeza para estudiarme el rostro, sonrió y volvió a dejar la barbilla sobre mi hombro.

-Ni el obstáculo más grande que pueda existir conseguirá separar a dos almas destinadas a estar unidas.-Contestó.-A dos almas como la de Brandom Akerman y Elizabeth Jenzen.-Matizó entre risas.
-¡Ah cállate!.-Grité ruborizada uniéndome a sus risas.
-Sabes que es cierto.-Dijo sonriendo.-Si ya te a dicho que te ama, deja de crear inseguridad en tu cabeza. -Oh no no, no es eso.-Sonreí timidamente. -Hay hombres que cuando aman es para toda la vida, y estoy segura de que Brandom es de los que piensan que un “siempre” es “para siempre”.-Dijo muy segura de sus palabras. -Se que no puedes contarme nada por que por el momento quizás queréis esperar hasta hacerlo público o hay algo que te impide que me cuentes lo que está pasando, pero quiero que sepas y tengas en cuenta que aquí estarán esperando mis oídos la gran noticia.-Carcajeó.
-¡Yuls por favor!.-Sonreí con ganas.
-Esta bien, está bien ya me callo.-Dijo recuperando la compostura.
Poco a poco fuimos de una conversación a otra hasta que pasaron dos largas horas que para mí, se hicieron bastantes cortas a su lado.
Estar con Yuls me animaba, aunque no pudiera contarle nada sabía que en el fondo estaba viviendo una experiencia maravillosa y a la misma vez tormentosa. Era capaz de sacar cualquier conversación y llevarla bien, era capaz de sacarme una sonrisa y levantarme el animo cuando peor estaba, envidiaba su forma de ser, su manera de afrontar las cosas y verlas desde su punto de vista. Eche una ojeada al reloj que colgaba sobre la pared y me levanté alisando mi vestido con las manos.
-Será mejor que me vaya a recoger a mi hermana Yuls, a sido muy agradable y divertido poder hablar contigo, eres la mejor amiga que tengo.-Dije dándola un abrazo.
-Opino lo mismo, espero que podamos vernos seguidamente por que te extraño horrores.-Sonrió. Sonreí y asentí con la cabeza, me acompañó hasta la puerta principal y se despidió con la mano, acto seguido hice lo mismo y me dirigí a casa de Jessica con una paz interior que desde hacia semanas se vio perturbada por unos sentimientos contradictorios bastante feos y confusos. “Cuando dos personas se aman de verdad y se juran amor eterno, no puede existir ningún obstáculo que logre separarlos, pues dos almas que están destinadas a permanecer unidas son para siempre. Hay hombres que aman para toda la vida, y para ellos ese siempre se convierte en un “para siempre eterno.”-Me dije a mi misma.

4 comentarios:

  1. me encantooo haaaa porfinn e esperado el cap. por mucho tiempo...pobre liz ser tracionada por su mejor amiga es un sentimiento que no me gustaria experimentar...espero tu prox.cap. cuidate

    ResponderEliminar
  2. me encanta tu historia por dios estoy deseando que va a ocurrir ahora pasate por mi blog y me cuentas que te parece te sigo y besos. http://mina2611.blogspot.com.es

    ResponderEliminar
  3. Wow me encata tu historia leí todos lo capítulos en un solo día bueno me encantan tus perosonajes y ojala continúes esta increíble historia

    ResponderEliminar
  4. Me encanta tu historia porfavor pasa por mi blog http://noche-oscura-sara.blogspot.com/ me gustaria que lo vieras

    ResponderEliminar

¿Qué te ha parecido el capítulo?