Cuando terminé de darme aquél relajante baño de agua fría, me dirigí a mi dormitorio para ponerme el atuendo que el ama de llaves había dejado sobre la cama, unos pantalones oscuros de textura suave.
Abotoné los botones de una camisa blanca y acto seguido remangué las mangas dejándolas a la altura de mis codos.
Por último, ajusté un chaleco de color ocre para luego abotonarlo al pecho, desenredé con los dedos mi cabello oscuro y lo dejé tal como estaba.
Mis ojos se dirigieron al péndulo de madera y éste avisó de que era algo más de media noche, aspiré profundamente y el olor a sangre ardió en mi garganta, aquello era señal de que padre se acercaba a la mansión.
Eché una rápida mirada al espejo viéndome en él reflejado, pasé las manos por el chaleco para alisar los pliegues que se formaron y aparté rápidamente mis ojos de aquél monstruo que miraba fijamente.
Salí de mi habitación a toda prisa cerrando la puerta detrás de mí, el olor a sangre alteraba todas las fibras de mi cuerpo.
Aceleré mis pasos sobre aquella alfombra roja para dirigirme al dormitorio de Mary, pero al llegar a su puerta no percibí que hubiese nadie en el interior.
-Está en el salón.-Dijo mi hermano tomando una gran cantidad de sangre.
-¿De dónde la has sacado?.-Pregunté sin dejar de mirar su copa.-Tomando sangre sin control no hará hacerte más fuerte.-Aconsejé.
Near sonrió entre dientes y acto seguido pasó la lengua por ellos.
-De la bodega, ¿de dónde si no?. Además no es por lo que tu crees, alimentándome no creo estar haciendo daño a nadie.-Contestó volviendo a dar un sorbo.
Miré fijamente sus ojos del color del fuego y tuve la tentación de abalanzarme sobre él para tirarle al piso de abajo.
-Lo estás haciendo.-Dije rotundamente.-Sabes que no hay prácticamente nada de sangre en la bodega hasta que padre vuelva, y en lugar de preguntar a Mary si tenía sed sólo te preocupas de ti mismo.-Añadí lleno de ira.
-Mary sabe muy bien dónde ir si necesita beber, y ese sitio es la bodega.-Dijo.-Si nuestras reservas están agotándose debería de preocuparse en llegar antes que los demás, ¿no crees?.-Añadió con una sonrisa en sus labios ensangrentados.
-Nuestra hermana se arriesgó por dársela a los demás.-Dije entre dientes.
-Pues dale las gracias.-Contestó acabando su copa de un trago.
Mi mandíbula permaneció tan dura como una roca, mis dientes rechinaron con fuerza y tuve que controlar el deseo de destrozar aquella cabeza y arrojarla a la chimenea.
-Me das asco Near.-Dije entre dientes.
-El sentimiento es mutuo querido hermano.-Contestó dándome un empujón cuando pasó por mi lado.
Cerré los ojos con fuerza y mis puños temblaron al igual que todo mi cuerpo, Near sabía sacar lo peor de mí y eso hacía que me enfureciese aún más, no sólo por sus hirientes palabras si no por sus actos.
La puerta principal del recibidor se abrió y unos pasos sonaron con eco en toda la mansión, me apresuré bajando por la escalera central y mi padre Estefi y su esposo me recibieron con una sonrisa.
-Hola hijo.-Saludó.
-¿Padre?.-Contesté.
-Por favor August, vacíe el carruaje y que Dorothy le ayude a dejar los cuencos en la bodega.-Le ordenó mientras se quitó unos guantes de cuero negro.
-Si señor.-Contestó inclinando la cabeza.
Bajé los últimos tres escalones con el ceño fruncido mientras me acerqué a mi padre, se liberó de su abrigo oscuro y antes de que el mayordomo saliera por la puerta se apresuró en cogerlo para dejarlo sobre un perchero de madera que estaba situado a uno de los lados de la puerta.
-¿Dónde está Near?-Preguntó dirigiéndose al salón dónde se encontraba mi hermana pintando sobre un caballete.
-Terminando con las reservas de la bodega.-Contesté indignado.
-Hola padre.-Le saludó.-Es más de media noche.-Sonrió intentando desviar la conversación.
Frunció el ceño cuando se giró para encontrarse conmigo, negó con la cabeza y acto seguido se mordió el labio inferior.
Estefi y su esposo irrumpieron en el salón y mi padre salió a toda prisa cruzando por el medio de los dos.
-Ese estúpido.-Dijo una vez en el recibidor.-¡Near!.-Gritó enfurecido.
Volvió al salón donde permanecimos todos en silencio, mi hermana se cruzó con mi mirada y en sus ojos pude ver que no le había parecido bien que se lo hubiese dicho, pero de alguna manera lo había echo por el bien de todos.
Mi hermano se presentó en el salón al instante y una sonrisa nerviosa dibujaron sus labios, se limpió las comisuras de éste y me dedicó una mirada amenazante.
-Hice lo que tenía que hacer.-Contesté a su mirada.
Mi padre voló hasta él mostrando sus afilados dientes y lo agarró por el cuello de su camisa, parecía tan indefenso ante el abrazo mortal de mi padre que por un momento quise interponerme entre los dos.
-No volverá a ocurrir padre.-Le prometió.
-¿En serio?.-Preguntó clavando aquellos ojos azules en los de mi hermano.-Estás acabando con mi paciencia hijo, ¿cuántas veces tendré que decirte que aquí se hace lo que yo diga?.-Volvió a preguntar con tono amenazante.
-Lo sé padre, tenía mucha sed.-Contestó con voz temblorosa.
Mi padre lo empujó hasta la pared y su espalda impactó con fuerza sobre uno de los cuadros, su pálida mano se cerró alrededor de su cuello dejando que sus pies quedaran suspendidos en el aire mientras que mi hermano mostró un gesto de dolor ante su fuerza.
-Tenías sed.-Repitió sus palabras mientras su mano se cerró aún más.-¿Y los demás?.-Preguntó.-Siempre os digo que hay que dejarse llevar por el instinto, ¡pero no cuando se trate de poner en riesgo a los demás miembros de esta familia!.-Gritó enfurecido.-¿¡Me he explicado con bastante claridad!?.-Preguntó lleno de rabia.
A mi hermano le costó articular alguna palabra a lo que contestó asintiendo con la cabeza varias veces.
-Padre.-Le interrumpí caminando hacia él con pasos inseguros.-Ya es suficiente, creo que Near ya lo entendió.-Añadí intentado que se tranquilizara.
Mi padre le liberó mostrando sus dientes una vez más mientras que mi hermano se llevó la mano hasta las marcas de su cuello, intentó recuperar su respiración y acto seguido arregló su atuendo sin apartar los ojos de los de mi padre.
Miró por encima de su hombro para encontrarse conmigo y en su mirada pude ver con claridad lo mucho que me odiaba al igual que a todo el mundo.
-Quiero pedirte disculpas Mary.-Se apresuró a decir.-De haber sabido que estabas tan mal ni me hubiera acercado a la bodega.-Se disculpó mirando a mi hermana.
En realidad mentía, pues sabía que nuestra hermana estaba enfermando por falta de sangre en su cuerpo, utilizó aquél escudo protector para que nadie supiese la verdad y mucho menos mi padre. Pero Near, Mary y yo sabíamos que no había sido así, pues sabía con suficiente antelación que no lo delataríamos para crear más conflictos entre ellos, aunque ganas no me faltaron.
-¡Bien!.-Gritó mi padre dando una palmada.-Dicho esto sentémonos en la mesa a cenar.-Anunció con una sonrisa mientras que mi hermano clavaba sus ojos en los míos.
-Por cierto Near.-Dijo dirigiéndose a él.-Puedes sentarte, pero quedas excluido en esta cena.-Añadió retirando una silla para que se sentase.
Su rabia fué aumentando en mayor proporción hasta que mi padre clavó sus ojos en los suyos con una sonrisa distinta, como si nada hubiese pasado.
Caminó hasta él y se sentó sobre la silla sin decir ni una palabra, Mary cruzó su mirada con la mía cuando nos dirigimos a sentarnos en aquella amplia mesa de madera y su mente llenaba de preguntas a la mía.
Estefi, que ya estaba situada al lado de su esposo cruzó su mirada con la suya y acto seguido con la de mi padre.
-Mary, si hay algo que quieras preguntar a Brandom hazlo, pero en voz alta para que todos los presentes puedan escucharte.-La aconsejó.
-No padre.-Contestó tímidamente.-Sólo quería preguntarle porqué te había dicho lo que había sucedido con Near, eso es todo.-Añadió rápidamente mientras se sentaba a su lado.
-¿No es evidente?.-Preguntó.-Lo hizo por ti querida hija.-Añadió cruzando su mirada con la de Near.-Cómo lo hubiese echo con cualquier otro miembro de esta familia.-Dijo clavando sus penetrantes ojos azules en los de mi hermano.
Near apartó su mirada rápidamente y sonrió.
-Brandom está tan lleno de bondad, apuesto a que también lo hubiese echo por ese estúpido saco de sangre.-Dijo dedicándome una sonrisa siniestra, como si quisiera delatarme ante mi padre.
-¿A quién te refieres?.-Preguntó mi padre con el ceño fruncido.
-A esa humana padre.-Contestó.-Ése delicioso saco de sangre.-Añadió volviendo a sonreír.
Mi padre cruzó su mirada con la mía cuando me senté frente a él y acto seguido sonrió.
-Brandom es tan diferente a ti Near.-Dijo.-Que bien es cierto que lo haría por cualquier ser, pero espero que haya aprendido que no debemos mezclarnos con los humanos si queremos que nuestra especie perdure.-Añadió estudiándome el rostro.
-Si padre.-Contesté con la cabeza cabizbaja.
Near esbozó una carcajada haciendo que mis ojos se clavasen en los suyos, le envié un rápido mensaje a su mente en el que no me importaría contarle a nuestro padre que salió de caza sin su consentimiento si él hablaba sobre mis escapadas para ir a ver a la humana.
Mi hermano frenó aquella siniestra sonrisa de su rostro mientras que las aletas de su nariz se hincharon cuando comprobó que no tenía ningún temor al hacerlo.
-Por cierto padre, me gustaría que pudiésemos hablar de algo que me inquieta.-Dije.
-Ahora no, ¿August?.-Avisó al mayordomo cuando se quedó plantado en el umbral de la puerta.
-¿Señor?.-Contestó con el pecho erguido.
-Que las sirvientas se apresuren en traer sangre, estoy hambriento.-Dijo llevando su pálida mano hasta la garganta.
-Enseguida señor.-Contestó inclinando la cabeza.
-Yo también lo estoy.-Añadió Estefi acariciando los labios con su lengua.-El viaje me agotó demasiado.
-Padre, ¿puedo hacerte una pregunta?.-Pregunté aclarando el nudo de mi garganta.
-¿De qué se trata?.
-Me preocupa que salgas de viaje con frecuencia.-Contesté.
Mi padre cruzó la mirada con Estefi y ésta clavó sus ojos rojos en su regazo, fruncí el ceño y acto seguido me encontré con la mirada azulada de mi padre.
-¿Puedes decirme que es lo que te preocupa hijo?.-Preguntó como si lo anterior no lo hubiese escuchado.
-No estoy seguro.-Contesté intentando buscar las palabras adecuadas.-¿Porqué le contaste a Karisma lo que somos?.-Pregunté temiendo una respuesta que no me gustase.
Mi padre inhaló aire y una sombra oscura pasó a toda velocidad por sus ojos.
-Ésa joven nos servirá de mucho en esta familia.-Contestó con tranquilidad.-Pero tranquilo, no serás tú quien le dé la inmortalidad si no yo, no quiero que la mates como hiciste con Christine.-Dijo esbozando una sonrisa.
-Padre, hace tan sólo un momento mencionaste que no debemos involucrarnos con los humanos.-Dije con el fin de que recapacitase, pues la situación en Londres estaba complicada como para que hubiesen más desapariciones y muertes, aquello podría traernos serios problemas.
-Parece que no me entiendes.-Dijo contestando a mi inquietud.-Acabo de decir que será una más de nosotros, y no quiero que se cuestione más sobre mis planes.-Añadió con una mirada tan dura como el hielo.
-Entendí padre, pero esa humana tendrá familiares que se preguntarán donde está, podría traernos problemas si alguien la ve por la ciudad.-Dije clavando mis ojos en aquél delicado paño blanco que se encontraba sobre la mesa.-Pero está bien, sólo quería proteger esta familia.-Dije apoyando mi espalda contra el respaldo de la silla.
-Brandom, no hay necesidad de que nos protejas, ¿somos inmortales recuerdas?.-Dijo apoyando los codos sobre la mesa y acto seguido cruzó los dedos de sus manos ocultando parte de su rostro.-Somos seres privilegiados dotados de poder, seres indestructibles, somos los gobernantes del mundo, y créeme cuando te digo que puedes estar seguro de mis decisiones.-Añadió.-Además, ya había previsto todo eso, una vez que sea vampiro acabará con su padre y hermana, de ésta manera nadie la echará de menos.-Sonrió.
Mis ojos se encontraron con los suyos e intenté evitar que viera en ellos algo que no le gustase.
-¿Y que me dices de sus amigos?.-Pregunté.
-Si se cruzan con ella, no vivirán para contarlo.-Carcajeó contagiando a los presentes, a todos menos a mi hermana y a mí.
-¿Pero cuando llegará la servidumbre con nuestra cena?.-Se quejó mi prima acariciando su garganta.-Me muero de sed.
En ese momento dos de las sirvientas irrumpieron en la sala con dos bandejas de plata. En una de ellas se encontraba una amplia fuente de cristal llena de sangre, en la otra había seis delicadas copas.
Una sombra oscura pasó velozmente a través de mis ojos, el olor que despedía despertó al monstruo que llevaba dentro, pues estaba tenso e intenté tranquilizar mi sed hasta que las sirvientas se retirasen.
Cuando desaparecieron de la sala, esperamos a que mi padre fuese el primero en servirse, acto seguido los demás, llenando por completo sus copas dejando que la sangre fluyera por sus sedientas gargantas.
Yo me había alimentado esa misma tarde en el bosque y podía mantenerme activo dos días sin beber, pero la sangre de un animal no era la misma que la de un humano, pues me dejaba satisfecho pero no lograba sentirme pleno.
Varios años atrás le propuse a mi padre alimentarnos de sangre animal y dejar atrás ríos de sangre humana, pues me preocupaba que fuésemos descubiertos y nos mandaran a la hoguera por nuestros crímenes.
Pero nunca le pareció una buena idea mi proposición, por más que me esforcé en decirle que podíamos sobrevivir con la sangre animal siempre coincidimos en algo, y es que no nos dejaba satisfechos.
Yo, al igual que los demás seguí devorando vidas humanas, necesitaba vivir al igual que otro ser de la tierra, sólo que nuestra manera de alimentarnos resultaba alarmante para los humanos.
Probablemente aquellos animales que son devorados por los hombres estarían igualmente alarmados entre ellos, pero como carecen de lenguaje jamás sería un delito a la vista de los humanos.
Una vez más comencé a pensar como Dorothy, por un momento pensé que no era el único monstruo que devoraba vidas humanas, pues los humanos hacían exactamente lo mismo con la vida animal.
Negué con la cabeza cuando pensé en aquella humana que ocupaba mis pensamientos, por ella sería capaz de todo, de todo menos acabar con su vida, una vida que deseaba tener a mi lado pero no pudo ser por el hecho de ser enemigos naturales.
-Near, ¿no te sirves?.-Preguntó mi padre irrumpiendo mis pensamientos.
Mi hermano, que estaba de brazos cruzados viendo como poco a poco vaciábamos aquella jugosa fuente de sangre, se incorporó en su asiento y tragó aquél nudo de su garganta.
-¿En serio padre, puedo servirme?.-Preguntó sorprendido.
-No.-Respondió con una sonrisa ensangrentada.
Near frunció el ceño endureciendo a la misma vez su mandíbula y volvió a reclinarse sobre su asiento.
-Hijo, jamás recapacitaría sobre mis decisiones, lo que yo te diga en un principio es lo que tiene validez, recuérdalo.-Sonrió.-Y eso va para todo los presentes.-Añadió.
Near clavó sus ojos enfurecidos en los míos y acto seguido se levantó de su asiento con el pecho erguido.
-Voy a retirarme a mi dormitorio padre.-Dijo.
-Cómo quieras, puedes irte.-Contestó con indiferencia.
No me parecía correcto que mi padre tratase con desprecio a mi hermano mayor, pues la mayoría de las veces se lo merecía pero aún así no veía con buenos ojos que lo hiciese delante de los demás.
Cuando Near desapareció de la sala dando grandes zancadas, me pregunté sobre las ropas que traía Estefi, su esposo y mi padre, pues estaban completamente limpias sin rastro de sangre.
Me pareció extraño en un primer momento que mi padre saliese de caza, siempre lo hacían por él, ya fuesen sus esbirros o nosotros mismos, ¿pero el distinguido señor Akerman?, jamás.
-Estaba deliciosa.-Dijo Estefi lamiéndose los labios.-Sin duda la sangre de humanos jóvenes sabe mejor.-Opinó.
-Y, ¿todo bien por Greenwich?.-Pregunté ignorando el comentario de mi prima.
Su esposo, cruzó su mirada con la de mi padre y acto seguido se llevó la copa a los labios para dar un sorbo después.
-Brandom, deja de hacer preguntas, insinuaciones y pensar en voz alta, no e hecho más que llegar.-Se quejó.
-Lo siento padre.-Me disculpé.-Sólo quiero saber si hicisteis el viaje bien.
-Sin contratiempos.-Contestó vaciando su copa.-Me voy a retirar, aprovechad bien lo que queda.-Aconsejó antes de salir por la puerta.
-Está de lo más extraño.-Susurré para mis adentros.
-¿Qué te resulta tan extraño?.-Preguntó mi hermana con una nota de preocupación en su rostro.
-¿No es evidente?. Sale muy a menudo de la mansión, de hecho lo lleva haciendo prácticamente desde que tengo uso de razón, pero no es sólo eso.-Dije.-Nunca me ha permitido viajar con él, tampoco tú y Near.
Sin embargo Estefi y Atila si lo han acompañado varias veces, ¿por qué?.-Pregunté clavando mis ojos en aquella pareja que me miraba un tanto nerviosa.
Estefi suspiró y su esposo dibujó una sonrisa en sus labios.
-Últimamente estás demasiado preocupado por todo, esa humana realmente te está echando a perder.-Dijo alzando su barbilla.-No eres ni la sombra de lo que eras desde que la conociste.-Añadió aflojando el nudo de su corbata.
-A estas alturas deberías saber que si tu padre viaja tanto es por temas familiares, como sabes tiene mucha familia repartida por este mundo, y de vez en cuando le gusta visitar a los que le importan.-Dijo sin mirar mis ojos.-El motivo de que no os lleve con él lo desconozco, yo pertenezco a esta familia por el hecho de estar casado con Estefi, pero ante todo debes saber que cumplo órdenes estrictas de tu padre, y aunque a veces no me apetezca salir de la mansión, he de hacerlo.-Sonrió.
-Entiendo.-Dudé.-Al juzgar por vuestras impecables ropas, es evidente que no habéis cazado para conseguir toda esa sangre.-Dije.
-En efecto.-Se apresuró a contestar su esposa.-Aparte de familia, tu padre también tiene muchos aliados que le ayudan con ese tipo de cosas, ya deberías de saberlo.-Añadió desviando su mirada.
-Ya sabemos todo eso.-Contestó mi hermana dando un sorbo de su copa.
-No sabía que tuviéramos familiares en Greenwich.-Dije acariciando mi barbilla.
-Oh por favor, tu padre tiene razón.-Dijo Estefi.-Estás de lo más pesado con tus preguntas, me retiro a mi dormitorio.-Se quejó.
-Voy contigo querida.-Se apresuró a decir su esposo.-Buen provecho.-Añadió.
Cuando desaparecieron de la sala me quedé pensativo, no encajaba nada de lo que decían era evidente de que ocultaban algo y que no me decían la verdad.
Tuve varios intentos de entrar en sus mentes y descubrir que era lo que les ponía tan tensos, pero fracasé, pues no pude ver nada fuera de lo normal aunque sí podía percibir que algo estaban ocultando.
-¿Qué opinas Mary?.-Pregunté una vez que estuvimos solos.
Mi hermana se reclinó sobre su asiento e inhaló una buena cantidad de aire.
-No me malinterpretes Brandom, pero creo que te preocupas demasiado por cosas que ni siquiera merecen tu atención.-Dijo en un susurro.
-Tienes razón.-Contesté.-Mary, voy a salir.-Susurré.
-No, por favor no vayas prometiste que te mantendrías alejado de la humana.-Se alarmó.
-Lo siento, pero no puedo luchar con esto que siento, necesito verla, saber que está bien.-Suspiré.
-Lo está, solo estas buscando una excusa para ir a verla.-Dijo.-Sabes que si se enterase padre se enfurecerá contigo.
-Tranquila, si te preocupa que Near, Estefi o su esposo se enteren ellos no dirán nada, digamos que tengo, un as en la manga que podría utilizarlo en contra de ellos.-Dije dejando que mi hermana viera esa poderosa carta.
-Espero que tengas razón, por favor no regreses tarde.-Suplicó.
Asentí con la cabeza y eché una rápida mirada al recibidor, la servidumbre no estaba a la vista, y los demás ya se habían retirado a sus respectivos dormitorios, era la oportunidad perfecta para escapar.
Que ironía, escapar de la mansión como si se tratase de una cárcel de oro para ir a visitar a una humana, un ser que lo era todo para mí, y que a pesar de prometer que me mantendría alejado de su vida necesitaba estar junto a ella, sentir su cálida piel y cada latido de su corazón cerca de mi pecho.
Todos tenían razón, había cambiado mi manera de ver las cosas, aquella humana despertaba dentro de mí algo tan dulce, tan auténtico que me hacía sentir fuerte y frágil al mismo tiempo.
El deseo de estar a su lado resultaba desesperante, era como si hubiese mantenido la respiración todo el tiempo hasta que mis ojos tuvieran el privilegio de volver a verla. Pues solo entonces respiraba tranquilo al averiguar que se encontraba bien, que seguía respirando el aire que la rodeaba, que su amor por mí permanecía intacto a pesar de estar separados.
Necesitaba sentirme amado, querido, necesitaba sentirme algo parecido a un humano más, y aquello sólo podía conseguirlo ella, sólo ella. Elizabeth.
Todo este tiempo sentí que estaba perdido en las sombras hasta que apareció en mi vida, definitivamente Elizabeth me había transformado completamente y aquello no estaba bien, pero algo dentro de mí me decía que hacía lo correcto aunque eso suponía ir en contra de las normas de mi padre.
Aquello era prohibido pero me atraía aún más, al igual que con la sangre, era lo imprescindible que necesitaba para poder seguir viviendo.
"El deseo de estar a su lado resultaba desesperante, era como si hubiese mantenido la respiracion todo el tiempo"
ResponderEliminar"Pues solo entonces respiraba tranquilo al averiguar que se encontraba bien"
Genial, fantastico, esperando ya el siguiente capitulo, nos dejas con la sangre en los labios (perdon con la miel.....en los labios)
P.D. Me encanta Near Akerman
Uojojooo Me encantan las reuniones de vampiros XDD Son siempre tan...tan finas!! Near es un peligro evidente pero para todos...ese vampiro es muy cínico, le va a dar un disgustazo a su padre (suerte que este no puere morirse del disgusto XDD) Pobre Mary, cuando me la imagino me da una cosilla XDD
ResponderEliminarHa estado genial el capítulo, estoy impaciente por leer el siguiente ^^
P.D: Me encanta Alex Ubago XDD
Besos y mordiskitooos ^,,^
la historia te esta quedando genial y decirte que tienes un premio en mi blog mundo atrayente besos
ResponderEliminarha estado muy bien el cap!! estoy esperando uno nuevo jajapor favor!!
ResponderEliminarsaludos,que tengas un lindo dia
Mi niña, me ha parecido genial, es precioso, muy emotivo. Eso es lo que pienso yo.
ResponderEliminarEscribes muy bien, no cambies nunca.
Saludis Vampi
me ha encantado, que podra ser aquello que ocultan?? =0 lo averigüare.BESOS:NATY
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